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Llega San Isidro y con él, las rosquillas tradicionales de esta fiesta.  La receta es muy antigua, quizás se remonte a la Edad Media, aunque la costumbre de tomarlas durante la verbena no parece que lo sea tanto, se desconoce la fecha exacta pero sí sabemos quién la popularizó: la tía Javiera en el siglo XIX.

Javiera tenía un puesto en la Pradera de San Isidro y allí vendía unas rosquillas especiales con un dulce baño de color blanco, que fueron un gran éxito de inmediato. A partir de ahí surgieron imitadores por doquier y varias versiones para la cobertura de la rosquilla que con el paso del tiempo, se han convertido en los cuatro tipos que conocemos hoy: las Tontas, las Listas, las de Santa Clara y las Francesas.

Hace unos años las rosquillas del Santo perdieron un poco de tirón y muchos dejaron de consumirlas, pero la tradición ha recuperado el terreno perdido y actualmente muchísima gente las pide y las compra. Lo primero que hay que hacer es diferenciar cada una de ellas:

Las Tontas, llamadas así por la simpleza de la receta, se preparan a base de harina, huevos, azúcar, aceite y un poquito de anís, siendo la base del resto de rosquillas.

Las Listas llevan un glaseado de azúcar, huevo y limón que les da un aspecto muy apetecible. Evidentemente son más dulces y jugosas que las anteriores.

Las de Santa Clara lucen un merengue blanco muy vistoso. Parece ser que fueron las monjas de Santa Clara del Monasterio de la Visitación, quiénes las inventaron.

Las Francesas fueron creadas por el repostero francés de Fernando VI a petición de su mujer Bárbara de Braganza, a la que no le gustaban demasiado las que existían entonces. Están cubiertas por un baño de azúcar glass y también almendras.

Aquí van tres direcciones en las que probarlas, en versión clásica o renovada.

Vanille Bakery Lab

Aquí las elaboran las Tontas (1,10€/unidad) en su obrador únicamente con harina, aceite, huevos y anís, sin glasa ni decoración. También las Listas (1,40€/unidad) que van cubiertas de un glaseado de limón, así como las Francesas (1,40€/unidad) a partir de deliciosas almendras y azúcar glass. O las de Santa Clara (1,40€/unidad), con una cobertura de merengue.

Mallorca

Además de las rosquillas Listas, Tontas y de Santa Clara, Mallorca vuelve a poner a la venta, en una nueva edición limitada, las de Alcalá. En ellas se combina la masa y el sabor de esta receta tradicional con las texturas que marcan las tendencias de la pastelería actual. Para su elaboración se siguen los procesos y técnicas de la receta original, partiendo de una masa de hojaldre muy laminado y cocido. Esta masa se cubre con una yema fundente y cremosa y se termina con una fina capa de glaseado.Las rosquillas de Alcalá edición limitada tienen un precio de 5,5€/unidad. El resto de rosquillas se venden según peso. Una caja de 250 gramos cuesta 12€; la de medio kilo 24€ y la de 750 gramos, 34€.

La Hermosita

Las rosquillas Chulapas de La Hermosita están hechas con materia prima de excelente calidad en su obrador madrileño por su equipo de pasteleros. Siguiendo escrupulosamente la receta tradicional compuesta por huevos, aceite, harina y azúcar, de sus hornos salen, como manda la tradición, las rosquillas Tontas, con un toque de anís. Las Listas, con glaseado de limón y chocolate. Las Francesas, con almendra; y las de Santa Clara con crujiente merengue.  En cuanto a las rosquillas Chulapas, la receta sorprende con una delicada cobertura glaseada de fresa y una decoración a base de chocolate blanco, como la bandera de la ciudad. Precio: cpv.

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