El programa Test Farms, impulsado por EIT Food —organismo perteneciente al Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT) y la mayor comunidad europea de innovación en el ámbito agroalimentario— cumple ya tres años, a lo largo de los cuales ha contribuido a probar cuarenta y cinco soluciones agroalimentarias, cumpliendo así su objetivo de impulsar la transformación tecnológica de la agricultura europea y ayudar a testear esas nuevas soluciones sobre el terreno.
Conectando startups agroalimentarias con explotaciones
Así, este programa facilita que las ideas novedosas promovidas por startups del sector puedan validarse en negocios reales de profesionales agroganaderos. A través de estas redes, además, se posibilita que las mejoren y, en una fase final, puedan exponerlas ante clientes e inversores. Además de poder validar la idea de negocio y obtener visibilidad, esta iniciativa ofrece a las startups participantes una subvención de 4000 euros para gastos, y a los profesionales agroganaderos una compensación económica por abrir el acceso a sus explotaciones.
La convocatoria está abierta hasta el próximo 14 de mayo a países de toda Europa, tanto miembros de la Unión Europea como países asociados a Horizon Europe y regiones ultraperiféricas, y la información completa sobre el programa está disponible aquí.
Una vez cerrado el plazo de inscripción, se celebrará la fase de selección y emparejamiento a lo largo de los meses de mayo y junio. Entonces se conectará a las startups con la explotación agroganadera que mejor pueda implementar su solución innovadora. Durante la próxima campaña agrícola, tendrán la ocasión de probar, validar y mejorar los productos y servicios, antes de celebrar una jornada de demostración ante clientes e inversores.
Tras tres años, Test Farms ya ha tenido numerosos casos de éxito como, por ejemplo, la startup portuguesa Agrodrone, del emprendedor Pedro Santos, dedicada a la optimización de la calidad del suelo de explotaciones agrícolas, que desarrolló un producto que ayuda al suelo mejorando su almacenamiento de minerales, lo que ahorra el 20 % del agua de regadío y contribuye a la retención de carbono, a quien se conectó con la gestora agrícola Tepro, que pudo ayudar a esta startup a probar su solución y, a su vez, se benefició de la misma. Otras startups que han participado el último año en el programa son las españolas Graniot, una aplicación web para agrónomos que monitorea los cultivos con imágenes vía satélite, Sonicat Systems —su plataforma Honey.AI analiza no solo el contenido de polen de una muestra de miel, sino también su índice de cristalización y la concentración de levadura— y Azolla, que mide el CO2 capturado en el suelo, genera bonos de carbono de valor económico para los agricultores y facilita su venta a empresas.
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